A finales de la década del 90 y principio de los 2000, Britney Spears era una de las estrellas de la música más exitosas del momento, al punto que fue bautizada como la Princesa del Pop y heredera natural de Madonna. Sin embargo, en 2008 su padre James Spears tomó la tutela legal de la artista tras los episodios de consumo de drogas e incidentes violentos que protagonizó la artista.
Por más de una década su padre ha controlado las riendas de su vida profesional. Aunque Spears ha querido que otra persona se encargue de sus asuntos, la artista no ha podido revertir esa situación.
A finales de agosto, la cantante estadounidense de 38 años presentó una solicitud para que su hermana menor, Jamie Lynn Spears, se haga cargo de su tutela legal. "Jamie Lynn es muy leal y protectora con Britney. No hay duda de que ella siempre se preocupa por los mejores intereses de su hermana.
Ella es la persona perfecta para tomar decisiones financieras en caso de que algo le pase a Britney", comentó una fuente cercana a la familia. Sin embargo, esta semana el Tribunal Superior de Los Ángeles rechazó la solicitud de la cantante para que su padre deje de controlar su carrera profesional, según señala BBC.
Esto derivó en que la artista tomara la decisión de alejarse de la música hasta que su padre deje de ser su tutor. "Ella me informó que tiene mucho miedo de su padre y que no volverá a actuar si él sigue a cargo de su carrera", dijo su abogado Samuel D. Ingham III. La justicia sí concedió a la artista que, en adelante, la empresa Bessemer Trust Company co-administre su patrimonio junto su progenitor.
Además, la jueza no impidió que la cantante pueda volver a presentar mociones para suspender o remover a James Spears de esta figura legal.
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