En invierno, al volver a casa de entrenar, es posible que lo que más te apetezca sea una ducha de agua bien caliente para mitigar la sensación de frío y desprenderte del sudor. Sin embargo, un nuevo artículo en Mel Magazine siembra la duda de que realmente tenga algún efecto positivo en tus músculos si te duchas inmediatamente después de haberlos ejercitado.
«Para empezar, las duchas de agua caliente tienden a dejar más reseca la piel», asegura Alti Iftikhar, un médico especializado en medicina deportiva. Pero más allá de secar la piel, el experto indica que tomar una ducha de agua caliente tiene un efecto similar a como si aplicases una almohadilla térmica en los músculos que están doloridos después de entrenar. «Hace que los vasos sanguíneos se dilaten», asegura Iftikhar. «Esto puede deparar un aumento de la probabilidad de sufrir algún tipo de dolor muscular, especialmente si realizaste un ejercicio de resistencia intenso», agrega.
La importancia de la ducha
De todas maneras, el médico recalca la importancia de lavar el cuerpo después de hacer ejercicio. «Es muy importante eliminar la suciedad y el sudor de la piel para evitar la obstrucción de los poros y disminuir la posibilidad de sufrir una infección en la piel, aunque sea poco común», explica.
Lo mejor es que el agua no esté tan caliente, sino templada e incluso fría. Esto lo vemos por ejemplo en los deportistas de élite, cuando después de haber sido sometidos a duros entrenamientos físicos se ponen hielo en las articulaciones o se dan baños rápidos de agua helada. «Poner un poco de agua helada ayuda a disminuir una posible inflamación y permite que menos células inflamadas y sus respectivas toxinas lleguen a los músculos y tendones después de cada sesión de entrenamientos», asevera Iftikhar.
Espera un poco
Si no estás familiarizado con el agua templada o fría para ducharte, lo mejor es que esperes media hora después de entrenar para dejar al cuerpo en reposo. «Esperar media hora para que el cuerpo se enfríe y estire permite que la temperatura corporal y la frecuencia cardíaca regresen a su nivel normal», asegura el entrenador personal John Fawkes.
También recomienda que si eres capaz de aguantarlo, apuestes por el agua fría para «que tu cuerpo entre en el estado antiinflamatorio ideal, ya que disminuirá el flujo sanguíneo en aquellos lugares clave donde más has tensionado las articulaciones y desgarrado la fibra muscular haciendo ejercicio».
Otro detalle que recomienda Fawkes es que no tiene que durar para siempre. Es decir, en cuanto se enfríe tu cuerpo apuesta por el agua caliente para obtener la agradable sensación de calor. «En ese momento, volverá a revitalizarse tu flujo sanguíneo y ayudará al cuerpo a deshacerse de las células inflamadas, los tejidos y más», explica el entrenador.
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