Liverpool ha vivido unos últimos siete días completamente negativa, que puede traer consecuencias en la lucha por los títulos en los que se encuentra en la pelea. De hecho, Júrgen Klopp ve cómo se hace cuesta arriba y complejo de remontar en estas semanas definitorias de temporadas.
Al empate de hace una semana por 2-2 con Manchester United, en un juego en que fue superior y contabilizó múltiples llegadas, le sumó la goleada en contra por 3-0 en Anfield a manos de Atalanta por la ida de los cuartos de final de la Europa League y la caída de este domingo por 1-0 a manos de Crystal Palace, también en casa.
"No hubo un equipo completamente convencido en el campo. Ahora es realmente difícil. No estuvimos bien", lamentó el entrenador alemán de los Reds, en declaraciones a la BBC, luego de que se consumara el tropiezo con gol del delantero Eberechi Eze.
El local volvió a mostrar su predisposición a aproximarse al arco rival con chances masivas: 21 remates totales, de los cuales 6 fueron en dirección al arco (uno pegó en el palo), contra los 8 de su rival, que tiró 5 de ellos entre los postes.
Además, los de Merseyside cerraron con una posesión de casi el 70%, sumado a 719 pases acumulados frente a los 322 de su oponente. Es decir, un control abrumador que no pudo reflejarlo en el marcador.
De este modo, Liverpool complica su camino en pos del objetivo por la Premier League: al cabo de 32 jornadas, es escolta de Manchester City (73), a dos unidades, y a la espera de lo que haga Arsenal (71).
Luego de la revancha en Italia, en la que el jueves buscará el milagro ante La Dea, los Reds hilvanarán tres partidos en condición de visitante, contra Fulham, Everton y West Ham, en los que no tienen margen de error.
Foto: Peter Byrne/PA Wire