Los sueños son ese lugar extraño, onírico y recóndito a los que escapamos cuando decidimos descansar durante un rato de las emociones del día. Aunque algunos no los recuerden, aunque en realidad todos los tenemos, y duran mucho menos de lo que a veces parece (alrededor de cinco minutos, aunque parezcan horas).
De hecho, cumplen una función importantísima: desechar y seleccionar los recuerdos, además dramatizan, por decirlo de algún modo, nuestras preocupaciones. Hay sueños que son universales. Muchas personas sueñan que se le caen los dientes o que están desnudos en un examen de la facultad. Hay varias teorías al respecto: algunos científicos apuntan que son simulacros de amenazas, es decir, nos sirven para practicar cómo sobrellevarlas, otros apuntan que aprendemos o acumulamos muchos temores cuando estamos despiertos y, cuando dormimos, reducimos esos temores al soñar sobre lo que nos da miedo pero en un contexto diferente.
¿Pueden las emociones reprimidas entrar en nuestros sueños? Un estudio reciente se basa en ese trabajo previo para analizar si hay una diferencia en el rebote del sueño (es decir, cuando soñamos algo más de una vez) para quienes suprimen emociones, si esto afecta la calidad del sueño y si se relaciona con experimentar depresión, ansiedad o estrés, publica Psychology Today.
72 mujeres con una media de edad de 27 años participaron en un estudio en el que tenían que responder una serie de preguntas de un cuestionario, relacionadas con sus sueños: aquellas personas que suprimían en estado de vigilia algunos pensamientos, afirmaron tener sueños de índole más negativa relacionados con sentimientos de tristeza, ira o ansiedad. Además, tenían una peor calidad de sueño con más problemas para conciliarlo o alteraciones durante el mismo.
Esta investigación es interesante por varias razones: primero, sugiere que los esfuerzos terapéuticos dirigidos a involucrarse con pensamientos negativos de manera saludable pueden tener efectos positivos en la salud mental. En segundo lugar, tiene implicaciones para mejorar la calidad del sueño directamente. Una buena idea, es abordar estos pensamientos antes de conciliar el sueño. Algunos psicoterapeutas abogan por escribir estas emociones reprimidas y hacer así planes para abordar los problemas, de manera que nos dejen libres durante el tiempo de descanso.
Esta investigación también sugiere que la práctica de trabajar con los sueños durante la vigilia puede ser valiosa, ya sea por sí misma o durante la terapia que incluye el análisis de los sueños. Foto: Shutterstock.