Hace exactamente siete años, el 2 de mayo de 2016, el Leicester completó uno de los mayores cuentos de hadas deportivos de todos los tiempo cuando se coronó campeón de la Premier League. Hoy la realidad marca otra cosa para los Foxes, pero la alegría a la distancia aún se percibe.
El presente de los Foxes no es el mejor: a falta de cuatro fechas para el final del torneo se mantienen en la posición 16 con 30 puntos, los mismos que el Nottingham Forest, hoy el último que está en puestos de descenso. Sin embargo, los hinchas del cuadro del centro de Inglaterra seguramente se harán un tiempo este martes para tomar alguna cerveza en los típicos pubs británicos.
Es que en 2016 los Foxes desafiaron las apuestas de 5.000 a 1 al comienzo de la temporada para ganar el título por primera vez en sus 132 años de historia. Comenzaron la campaña entre los favoritos al descenso bajo la batuta de su nuevo entrenador, Claudio Ranieri, pero tras haber perdido 19 partidos la temporada anterior, apenas sufrieron tres derrotas en el camino hacia un triunfo asombroso.
El Leicester se proclamó campeón con todo merecimiento tras imponerse a sus dos rivales por el título, el Manchester City y el Tottenham. Su racha de imbatibilidad desde mediados de febrero demostraba sin lugar a dudas que tenía el temple necesario para rematar la faena. Y así lo hizo.
El 1 de mayo, los Foxes habían igualado 1-1 en Old Trafford ante Manchester United y necesitaban que, al día siguiente, Tottenham no se impusiera en su visita a Stamford Bridge. Al final, un poco de ayuda del Chelsea, anterior campeón de la Premier, contribuyó a completar la odisea de los Foxes para alcanzar la gloria.
Los goles de los Blues en la segunda parte, obra de Gary Cahill y Eden Hazard, aseguraron el empate a 2-2 contra el segundo clasificado, el Tottenham, y frenaron las aspiraciones de los Spurs en una noche de gran dramatismo que los jugadores del Leicester vieron desarrollarse desde la casa de Jamie Vardy, figura de aquel equipo, que anotó 25 goles en la campaña.
Los aficionados de los Foxes acuñaron el cántico "Jamie Vardy está de fiesta" y el máximo goleador hizo honor a esos versos en Melton Mowbray, donde los vídeos mostraron al delantero y a todo el grupo celebrando a lo grande la confirmación del título.
La experiencia de Ranieri fue más tranquila al haber volado de vuelta desde Italia tras visitar a su madre de 96 años en Roma para regresar a casa a tiempo de ver el empate del Tottenham con su familia.
"Ahora estoy muy, muy contento, porque si hubiera ganado este título al principio de mi carrera tal vez lo habría olvidado", declaró Ranieri, que entonces tenía 64 años. "Ahora que soy un un hombre grande puedo sentirlo mucho mejor".
"Siempre he dicho que estoy muy contento por los aficionados, por el presidente y por toda la comunidad del Leicester. No conozco el secreto. Los jugadores, el corazón, el alma y cómo juegan, así se hizo", sentenció.
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